La Rana Gustavo es el centro de The Muppet Show, aunque apenas parece hecho para ello. Presenta los números, calma los ánimos, pide disculpas cuando inevitablemente algo sale mal. Siempre va un paso por detrás, atrapado entre la decepción por cómo las cosas se desmoronan y la esperanza persistente de mantenerlo todo en marcha. Es amable, diplomático, bienintencionado y optimista, incluso cuando todo parece derrumbarse a su alrededor.
Es un héroe poco habitual para un programa y suele quedar eclipsado por los personajes que lo rodean: Fozzie, el oso desesperadamente inseguro; Gonzo, el excéntrico temerario; Animal, movido por los instintos más básicos; y Miss Piggy, la glamurosa y dramática diva. Todos ellos son extravagantes y exuberantes a su manera.
Hay una canción hermosa y profundamente melancólica que Gustavo cantó por primera vez en Barrio Sésamo en 1970, compuesta por Joe Raposo. Bein’ Green es sorprendentemente introspectiva para una canción dirigida a niños en edad preescolar. Frank Sinatra y Van Morrison la versionaron más tarde, y The Muppet Show la recuperó en dos ocasiones.
En la canción, Gustavo habla consigo mismo y se lamenta de ser corriente, de pasar desapercibido porque se confunde con todo lo que le rodea, cuando sería más bonito destacar. Pero a medida que avanza la canción, su tono cambia y poco a poco llega a una conclusión:
When green is all there is to be [Cuando ser verde es lo único que se puede ser]
It could make you wonder why [Podría hacerte preguntarte por qué]
But why wonder, why wonder [Pero, ¿por qué preguntarse?, ¿por qué preguntarse?]
I’m green and it’ll do fine [Soy verde y estará bien]
It’s beautiful, and I think it’s what I want to be [Es hermoso, y creo que es lo que quiero ser]
La genialidad de Gustavo reside precisamente en su sencillez como marioneta. Si se le observa de cerca, no es mucho más que la mano que mueve su boca y dos ojos colocados encima. Jim Henson lo diseñó así para hacerlo especialmente expresivo. Un leve movimiento del dedo meñique basta para mostrar decepción o alegría.
Ross Gay es uno de mis poetas favoritos. En su libro Bringing the Shovel Down hay un poema titulado Sorrow Is Not My Name que siempre me recuerda la afirmación con delicadeza y esperanza de Gustavo ante la vida. No me es posible ofrecer una traducción del poema, así que prefiero presentarlo en su versión original en inglés:
“Sorrow Is Not My Name”
by Ross Gay
—after Gwendolyn Brooks
No matter the pull toward brink. No
matter the florid, deep sleep awaits.
There is a time for everything. Look,
just this morning a vulture
nodded his red, grizzled head at me,
and I looked at him, admiring
the sickle of his beak.
Then the wind kicked up, and,
after arranging that good suit of feathers
he up and took off.
Just like that. And to boot,
there are, on this planet alone, something like two
million naturally occurring sweet things,
some with names so generous as to kick
the steel from my knees: agave, persimmon,
stick ball, the purple okra I bought for two bucks
at the market. Think of that. The long night,
the skeleton in the mirror, the man behind me
on the bus taking notes, yeah, yeah.
But look; my niece is running through a field
calling my name. My neighbor sings like an angel
and at the end of my block is a basketball court.
I remember. My color’s green. I’m spring.
—for Walter Aikens
“Sorrow Is Not My Name”, de Ross Gay, del libro Bringing the Shovel Down (University of Pittsburgh Press, 2011).